EL ESTRÉS
El estrés es la respuesta automática y natural de
nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan
amenazadoras o desafiantes. Nuestra vida y nuestro
entorno, en constante cambio, nos exigen continuas
adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés
(activación) es necesaria.
En general tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, cuando
en realidad entendemos que es un proceso de
interacción entre los eventos del entorno y nuestras
respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cuando
la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el
tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño académico
o profesional, e incluso nuestras relaciones personales
o de pareja se pueden ver afectadas.
¿Cómo se produce el estrés?
Los eventos externos como generadores de estrés no
necesariamente deben ser muy notorios o intensos, sino
que pueden “acumularse” en sus efectos hasta que
llegamos al límite. La manera en que interpretamos y
pensamos acerca de lo que nos ocurre afecta a nuestra
perspectiva y experiencia de estrés. De manera que con
frecuencia es nuestra interpretación lo que genera (o
potencia) una reacción negativa de estrés, más que el
evento o situación a la que nos enfrentamos
¿Qué hacer ante el estrés?
Las estrategias para afrontar el estrés buscan prevenir o
controlar los excesos en las demandas procedentes del
entorno o bien de nosotros mismos. En los casos en que
la situación que nos genera estrés es inevitable, como
un examen o una lesión, el desafío consiste en hacer
frente a la situación de la manera más saludable
posible, lo cual incluye no seguir haciendo aquello que
sabemos, por el pasado, que no nos ha dado resultado.
Para ello te sugerimos algunas estrategias que han
probado ser eficaces, y que pueden ayudarte a hacer
frente a situaciones de mucha tensión.
1. Relájate. Realiza actividades que te permitan renovarte física y psicológica mente: descanso, vacaciones,
deportes y actividades de ocio, técnicas de relajación.
2. Haz ejercicio. Las actividades físicas como caminar,
nadar, o incluso limpiar el cuarto, reparan nuestras
fuerzas y nos reaniman.
3. Mantén una dieta saludable. Evita la auto medicación
y el abuso de cafeína, alcohol y comidas.
4. Sé asertivo. Establece límites, aprende a decir que
«no». Suspende las actividades que son menos
prioritarias, es decir, “escoge tus batallas”.
5. Organiza tu tiempo. Prioriza y estructura tus
actividades y expectativas.
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